SOBRE LA ASOCIACIÓN

El colectivo y laboratorio político Arrebol nació creyendo que la cultura política es uno de los mejores mecanismos sociales para avanzar en nuestra Democracia. Creemos firmemente en esta como herramienta para profundizar en nuestros valores. La política está presente en nuestro día a día, en casi todos nuestros actos, decisiones y posiciones, en nuestro trabajo, en nuestra relación con los vecin@s... y debe ser el único camino posible para progresar hacia una sociedad más justa, más humana, menos sectaria, que permita avanzar hacia la igualdad de derechos y obligaciones de los ciudadan@s. Nuestr@s representantes políticos hoy, más que en ningún otro momento, deben ser esencialmente ejemplares y albergar un alto sentido ético. Rechazamos profundamente el concepto pre-fascista acuñado como clase política y manifestamos nuestro deseo de que más pronto que tarde, los principales partidos del país, sean capaz de regenerarse y entender que no son los únicos propietarios de la política, aunque sí una parte importante de su representación. ARREBOL figura inscrita en el registro de Asociaciones Culturales de Castilla-La Mancha. E-mail de contacto: arp.arrebol@gmail.com

miércoles, 13 de abril de 2016

Imagen de evolución del Ayuntamiento en el videojuego Clash of Clans


EL AYUNTAMIENTO DE AYUNTAMIENTOS

He de confesar que me siento mujer rural y, nunca me ha quedado otro remedio que valorar más la cultura de la política local que otras. Esa política diaria que con apenas recursos y mucho esfuerzo personal ha sido capaz de sacar adelante la vida pública de mi pequeño pueblo durante decenas de años. Qué le vamos a hacer…me he hecho municipalista a fuerza de costumbre y práctica, primero como vecina de Montarrón y ya desde hace unos años ejerciendo de alcaldesa por amor a este arte como muchos hombres y mujeres de nuestra provincia. El padrón de 2014 nos dice que somos 30 personas censadas en un pueblo que a comienzos del siglo XX superó el medio millar de habitantes. Desgraciadamente, esta ha sido la tendencia demográfica habitual durante décadas en los pueblos de Guadalajara no situados cerca del Corredor del Henares.

Si me preguntasen por qué me entusiasma la política local, lo primero que respondería sería porque es la que llega de modo más directa a los y las vecinas, es su primer auxilio. Somos la administración que recoge las necesidades de forma directa, si apenas burocracia, más aún cuando no tienes ningún funcionario en plantilla y las recoges tú como alcaldesa en persona. Creo sinceramente que la administración local es la base para el funcionamiento diario de un país, es el eje sobre el pivotan en muchas ocasiones el resto de políticas autonómicas y nacionales.

Quizás esta sea una de las razones por las que la ciudadanía tiene asimilado que la única administración a través de la cual ejercemos la política local son los Ayuntamientos, pero existe otra institución desde la que se vertebra y respalda la política municipal, quizás una gran desconocida en algunas provincias donde la geografía y demografía sean más agradecidas. No es otra que la Diputación, el Ayuntamiento de los Ayuntamientos.

Más de 200 años de historia rodean esta institución, pero si bien las diputaciones provinciales nacen en España con las Cortes de Cádiz (1812), "en cada provincia habrá una diputación llamada provincial para promover su prosperidad…" la de Guadalajara se constituyó un poco más tarde, el 25 de abril de 1813 en Anguita con la denominación "de Guadalaxara con Molina". Ya en democracia, las Diputaciones han funcionado como aquellas administraciones intermedias que han intentado cohesionar una tierra como la nuestra, donde prácticamente dos tercios de la población provincial habita en un tercio del territorio que es el Corredor del Henares y el tercio restante se reparte entre más de 300 núcleos poblacionales dispersos por el resto de la provincia, que en comarcas como la del Señorío de Molina con un gran despoblamiento rural ha llevado a alcanzar densidades poblacionales menores que las de Laponia o Siberia. Todos estos ayuntamientos a cargo de poblaciones mínimas no pueden prestar servicios por si mismos por ausencia evidente de recursos económicos y la imposibilidad de disponer de personal propio. Es decir, al menos la primera necesidad se debe mancomunar o recurrir solidariamente a la Diputación Provincial y ahí dentro de ese paquete van muchas cuestiones nada lujosas, bomberos, recursos sociales, recogidas de basuras, agua, obras de mantenimiento y conservación, comunicaciones y carreteras, asesoramiento técnico, tributos...

Del mismo modo que soy muy consciente de la labor imprescindible de las Diputaciones en la actual configuración del modelo administrativo para pueblos como el mío, soy consciente de que la mayoría de la ciudadanía en nuestro país no percibe esta necesidad como tal, entre otras razones porque no se habita mayoritariamente en un medio rural como el nuestro.  También tengo claro que durante muchos años, nuestras Diputaciones han desarrollado su actividad con total opacidad, asumiendo competencias que no son propias, sobredimensionando la institución a costa de grandes endeudamientos, e incluso algunas, las menos, han terminado bañadas de corrupción, sagas familiares y/o nepotismo.

Pero seamos sinceros con nosotros mismos: la herramienta no es el problema. El problema es el uso que se hace de ella como casi todo en esta vida.

En España hay 41 diputaciones provinciales. Las comunidades autónomas uniprovinciales de Asturias, Cantabria, Comunidad de Madrid, Murcia y La Rioja no tienen diputaciones provinciales, al igual que las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla al tener un único territorio administrativo de tamaño pequeño o medio cuya gestión política recae sobre sus parlamentos y respectivos gobiernos autonómicos. Del mismo modo, a día de hoy, a pesar de alguna excepción como la Diputación de Barcelona que cuenta con un presupuesto desorbitado de 820 millones de euros y asumiendo competencias que no le son propias, las diputaciones provinciales son las administraciones más saneadas y con menor deuda acumulada del estado, un ejemplo cercano de este hecho es la Diputación de Ciudad Real gobernada durante prácticamente todo el periodo democrática por el Partido Socialista.

Es más, las diputaciones ayudan en una gran parte de los casos a ahorrar dinero público, ofreciendo los servicios al conjunto de municipios de una provincia, que si los tuvieran que asumir por separado su precio sería mucho mayor. Un caso claro de esto son servicios como el cobro de los tributos, la gestión de las plantas de residuos provinciales o el servicio de bomberos. Guadalajara es una provincia con 288 municipios y más de 400 núcleos de población. Mas del 80% de esos municipios tienen menos de 1.000 habitantes. Si se plantean excepciones cuando se habla de acabar con las diputaciones aludiendo a cuestiones históricas, como en el caso de las diputaciones forales, o la insularidad, como en el caso de los cabildos y consejos insulares, ¿qué pasa con distribuciones demográficas y geográficas en provincias como la nuestra?

La respuesta parece clara. No tenemos peso electoral suficiente para vencer este debate como en tantas otras cuestiones frente a otro territorio como en el caso del transvase Tajo-Segura.

Y sí, creo que es el momento de modernizar las diputaciones, hacerlas más transparentes y más útiles. Convertirlas en el núcleo vertebrador de los municipios de menos de 20.000 habitantes, (en nuestra provincia todos, a excepción de Guadalajara y Azuqueca de Henares) y delimitando claramente cual son sus competencias para que sean únicamente prestadoras de servicios que supongan una mejora de eficacia y eficiencia respecto a los mismos servicios prestados por los municipios.

Tampoco creo que estuviera de más darle una vuelta al modelo de elección de sus representantes políticos, ya que ahora mismo, las diputaciones son órganos de elección democrática pero de forma indirecta. La composición de su pleno se realiza mediante elección por los concejales electos de todos los ayuntamientos del partido judicial, no directamente por parte de la ciudadanía. Cada partido político propone a sus diputados y diputadas provinciales entre sus concejales y concejalas electas. En este sentido, deberíamos poder elegir a nuestros representantes en las diputaciones de manera directa.

Modernización, si. Como muchas otras Instituciones del Estado.

Desaparición, No. Las Diputaciones son necesarias para vertebrar la cohesión de los territorios y garantizar la igualdad de acceso a servicios públicos esenciales de sus habitantes. Son un elemento corrector de desigualdades territoriales. Y nuestra provincial no puede prescindir de ella. Si no fuera por la Diputación de Guadalajara, muchos de nuestros municipios tendríamos que cerrarlos, simplemente, desaparecerían, incluso para el verano.

Este miércoles os proponemos a través de nuestro artículo semanal reabrir el debate sobre la polémica propuesta de suprimir las diputaciones como la de nuestra provincia. El artículo nos lo envía nuestra compañera Sara Simón, actualmente alcaldesa de Montarrón, que precisamente no toca de oído al abordar la cuestión y ejerce la oposición al Partido Popular por primera vez esta legislatura como diputada provincial del PSOE. Muchas gracias, Sara.